En la presentación de hoy, nuestras compañeras hablaron sobre el TDAH y la escuela inclusiva. Primeramente, procedieron a explicarnos y definirnos en qué consiste este trastorno. El TDAH consiste en un trastorno de carácter neurobiológico originado en la infancia, y consiste en la incapacidad para mantener la atención, una gran impulsividad y tener una gran hiperactividad, aunque no todos los niños presentan los mismos síntomas o la misma intensidad. Además, aclararon que el TDAH no tiene nada que ver con el autismo, ya que mientras que este último es una condición que uno tiene para toda la vida, el trastorno de déficit de atención con hiperactividad se puede tratar para intentar eliminarse. Los síntomas más comunes de este trastorno consistirían en hiperactividad o inquietud, incapacidad para mantener la atención, impulsividad, desorganización y problemas para establecer unos tiempos y prioridades, baja tolerancia a la frustración y estrés y dificultad para seguir normas e incluso se puede presentar ansiedad. Es muy común confundir el diagnóstico de una persona inquieta con el de una persona que padece TDAH, por lo que hay personas que se medican erróneamente para erradicar este trastorno. Una persona inquieta presentará un comportamiento nervioso y curiosidad por explorar su entorno, además de que podrá mantener la concentración cuando algo le interesa y solo se distraen cuando algo les desmotiva, y tienen una personalidad muy vital y social. Además, no implica violencia, sabe dónde están los límites de conducta.
Este trastorno sólo se puede diagnosticar entre los 7 y 12 años, debe tener una intensidad muy superior a la de la etapa en la que se encuentre el niño y debe interferir severamente en el rendimiento del mismo. Sus síntomas también pueden ser causados por algún problema psiquiátrico, alguna enfermedad o incluso algún problema con drogas. Debe tener también una base neurológica y genética para diagnosticarlo, no se puede hacer a raíz de ver cualquier comportamiento que pueda ser similar a este trastorno. Actualmente, sigue habiendo dos corrientes de pensamiento que generan controversia en base al tratamiento de este trastorno: medidas biológicas y medidas psicológicas. El tratamiento con pastillas puede resultar muy adictivo, el niño se torna más dominable y atento y el consumo se prolonga durante años, llegando en algunos casos a tener que retirarlos, además de que puede llegar a producir secuelas. Existen tres tipos de TDAH:
• Presentación predominante de falta de atención: en este caso se distraen con facilidad, pero no presentan impulsividad, pueden llegar a parecer tímidos y este tipo es más común en niñas. Esto se puede denominar como TDA.
• Presentación predominante de hiperactividad: presentan necesidad de moverse constantemente y dificultad para controlar sus impulsos, y por esto presentan esa falta de atención. Es más común en niños más pequeños.
• Combinado: presentan ambos problemas, y es probable que en la adolescencia disminuya el nivel de hiperactividad que presenten. Las causas de este trastorno aún son inciertas, y puede explicarse mediante múltiples factores genéticos y otros factores ambientales. Se estima que un 75% de los casos de TDAH se atribuyen al factor genético, ya que los familiares de personas que lo padezcan presentan muchas más probabilidades que otras personas que no tengan antecedentes. Los principales factores de riesgo en padecerlo son el embarazo, el parto o después de este (por ejemplo, el nacimiento prematuro o el bajo peso cuando naces e incluso el consumo de ciertas drogas como alcohol o tabaco).
Las principales medidas que deben tomar los docentes cuando tengan que atender a un estudiante con TDAH son ordenar en filas la disposición de las mesas para evitar estar en mesas grupales, y además también debe poder moverse con facilidad por el aula para tener acceso a todas las personas, y el alumnado debe estar colocado cerca del profesor y alejado de ventanas o cualquier otro aspecto que pueda considerarse como distracción, por ejemplo, también debe tener encima de la mesa solamente los materiales indispensables para llevar a cabo con éxito la clase. Respecto a los contenidos que imparta el maestro o maestra, deberá siempre preguntar si debe repetirlo y ver si lo ha entendido bien, proporcionar listados con listas de palabras claves de manera que mantenga su atención, y motivar la participación del alumnado que padezca de este trastorno con una clase más dinámica (aun así, la maestra debe calcular que las actividades no sean demasiado largas y alabarle cada vez que logre alcanzar el objetivo propuesto). Además, deberá dar cinco minutos antes de empezar para demostrarle que se valora el orden, y así el estudiante deberá organizar todos los materiales.
A continuación, las compañeras nos presentan a dos autores asturianos con dos ideas muy contrarias sobre el TDAH. El primero sería Celestino Pérez Rodríguez, profesor de la Universidad de Oviedo, el cual escribió un artículo sobre esto para el periódico de la nueva España y a través del cual podemos ver su posición ante este tema. Para él se trata de un trastorno clínico con implicaciones en el sector educativo que dificulta el aprendizaje, pero que el mayor problema surge si no se trata a tiempo, ya que pueden aparecer complicaciones mayores como que, además de fracaso escolar, también interfiera en su comportamiento. Sin embargo, piensa que, si se detecta a tiempo y una educada intervención, el alumnado podría llegar a realizar estudios superiores ya que constarían de esa capacidad. El profesor sería el que tendría que dar la voz de alarma, y el trastorno no se podría corregir, sino que se tendría para toda la vida. Marino Pérez Álvarez, es otro profesor de psicología de la Universidad de Oviedo, el cual piensa que el diagnóstico de TDAH consistiría en medicar problemas normales que se suelen tener con niños y adolescentes, además de que España hay una tendencia creciente a padecer este trastorno y la receta de estimulantes, mientras que en otros países como Francia apenas existe. Es decir, este autor considera que es un sobrediagnóstico, ya que el TDAH sería un término acuñado a comportamientos normales para simplemente sacar beneficios del mismo.
Leon Eisenberg consigue un papel de gran relevancia en la consideración de este trastorno, es decir, consigue introducir en el manual de psiquiatría americano el TDAH como enfermedad, a raíz de lo que se eleva considerablemente la venta de pastillas o soluciones farmacéuticas para niños.
A continuación, las compañeras expusieron tres casos reales de TDAH. En el primero los padres fueron avisados por el profesor de que el niño probablemente padeciera el trastorno, pero ellos no quisieron buscar un médico y se limitaron a trabajar con el niño actividades para que manejase la impulsividad y consiguiese mantener el control, y a día de hoy el chico está perfectamente sin necesidad de medicación. En el segundo caso, la persona tomaba una medicación llamada Concerta, pero a medida que iba creciendo se dio cuenta de que las actitudes impulsivas iban desapareciendo y que cuando consumía la medicación solo notaba más concentración, no más tranquilidad, por lo que decidió erradicar su consumo, ya que además las pastillas le producían efectos secundarios. Por último, el tercer caso es de una chica que, debido a los severos efectos secundarios de la medicación que estaba tomando, dejó de usarla, y consiguió canalizar su energía y sus impulsividades a través del baile, por lo que a día de hoy tampoco está tomando medicación.
Por último, nuestras compañeras hablaron sobre la escuela inclusiva, la cual se explicaba que implica que todos los niños de una comunidad aprendan juntos en un mismo entorno, independientemente de sus características personales, socioeconómicas o culturales. Todas las personas con o sin discapacidad deberían de aprender por igual en las diversas instituciones educativas (infantil, primaria, secundaria, etc.), y poder educarse unos de otros. Sin embargo, este término sigue siendo confuso, ya que en algunos países se piensa que esto es una modalidad de educación para niños con discapacidad, sin embargo, a escala internacional es visto de manera más amplia, como una reforma que acoge y apoya la diversidad entre todos los alumnos. A continuación, también se cita una cita de la Unesco de 2005:
• “La educación inclusiva puede ser concebida como un proceso que permite abordar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los educandos a través de una mayor participación en el aprendizaje, las actividades culturales y comunitarias y reducir la exclusión dentro y fuera del sistema educativo. Lo anterior implica cambios y modificaciones de contenidos, enfoques, estructuras y estrategias basados en una visión común que abarca a todos los niños en edad escolar y la convicción de que es responsabilidad del sistema educativo regular y educar a todos los niños y niñas. El objetivo de la inclusión es brindar respuestas apropiadas al amplio espectro de necesidades de aprendizaje tanto en entornos formales como no formales de la educación. La educación inclusiva, más que un tema marginal que trata sobre cómo incluir a ciertos estudiantes a la enseñanza más convencional, representa una perspectiva que debe servir para analizar cómo transformar los sistemas educativos y otros entornos de aprendizaje, con el fin de responder a la diversidad de los estudiantes. El propósito de la educación inclusiva es permitir que los maestros y estudiantes se sientan cómodos ante la diversidad y la perciban no como un problema, sino como un desafío y una oportunidad para enriquecer las formas de enseñar y aprender.” Por último, se habló de las barreras de la escuela inclusiva. La primera barrera que impediría la participación y el aprendizaje en el aula serían las contradicciones que existen en las leyes respecto a la educación de las personas. Por un lado, hay leyes que hablan sobre una educación para todos y se permiten colegios de educación especial. Por otro lado, se habla de adaptaciones curriculares. Hay leyes que hablan de la necesidad de trabajo cooperativo entre el alumnado y el profesorado, y también algunas dicen que el profesor debe sacar a esos niños fuera del aula común. Estas contradicciones harían más difícil la construcción de una escuela inclusiva. La segunda barrera sería la cultura generalizada en el mundo de la educación, es decir, habría dos tipos diferentes de alumnado, el que se consideraría “normal” y el que se consideraría “especial”. Se cree que el último requiere modalidades diferentes de educación. Finalmente, una tercera barrera sería la barrera didáctica. Por ejemplo, la competitividad en las aulas frente al trabajo cooperativo y solidaria, cuando el aula no es considerada como una comunidad de convivencia de aprendizaje, el currículum estructurado en disciplinas y en el libro de texto no basado en aprendizajes para resolver situaciones problemáticas, la organización espacio-temporal, y pasar de las escuelas antidemocráticas a escuelas democráticas.
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